Ni que fuera gripa.
Ni que fuera gripa.
Aunque de cierta manera los seres
humanos estamos “controlados” por leyes celestiales y terrenales, existe algo
que no se pierde, el instinto del ser humano, les explico porque…
Desde los inicios de la
humanidad, hubo necesidad de controlar las acciones de las personas; esto se
debió a que cada quien tomaba lo que quería, hacía lo que se le venía en
gana, y pasaba por encima de quien se
dejaba, a mejor decir; de los más débiles.
Entonces alguien empezó a normar
y a penalizar las conductas de los seres humanos y sin el ánimo de intervenir en
el ámbito religioso o de política, no puedo evitar mencionar que no debes
cometer acciones ni de obra ni de pensamiento al margen de lo que la religión
denomina pecado ya que pierdes el cielo, o al margen de las conductas
estipuladas en las leyes como delitos, porque perderías tu libertad.
Entonces el ser humano de cierta
forma tiene que seguir el camino amarillo como en aquel famoso cuento del mago
de oz, “un camino mágico”, libre de delito y libre de pecado, y si sales de ese
camino, existen riesgos, hay peligros, estas advertido.
Y todo funciona en la sociedad,
hasta cierto punto; mientras no exista caos y nadie perturbe tu privacidad, un
ejemplo muy sencillo de ello; en estos momentos está de moda la escasez de
gasolina en algunas entidades federativas de nuestro país, y me pregunto:
¿Por qué personas tan atentas y
tan amables, que son padres de familia, que se supone que dan el ejemplo a sus
hijos, que son íntegros como seres humanos, que son respetuosos, porque si
pides referencias de ellos, te dicen que es una persona de lo mejor, personas
bien portaditas, refulgentes, bienquistas, morigeradas, llenas de regolaje y
con un gran filis en sus relaciones interpersonales, llegan a discutir y agarrarse
a golpes, o bien; después de tanta palabra dominguera y tan rebuscada, a
trancazos, atacando al prójimo por unos cuantos litros de gasolina?
Imagínate lo que harían ante la
escasez de alimentos o por un vaso de agua… por eso el ser humano desde sus
inicios tiene y nunca va a cambiar ese instinto, solo se puede controlar
mientras tenga bienestar, pero cuando le falte algo; ese instinto sale a
relucir, es algo que no se quita, como dice ese dicho tan común: Ni que fuera
gripa.
Francisco Castro.
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