Piropos ¡!
Es muy común que al ver a una mujer que
llame la atención en la calle, alguien le diga un piropo, una de esas frases
que van desde lo poético y angelical hasta lo absurdo y ofensivo, pueden llegar
a hacer reír, a sentirse bien a quien le dirigen esas palabras, o incomodar,
causando inclusive indignación y enojo en quien las escucha, tanto que en
ocasiones la mujer a quien le dirigen dichas palabras responde con algún
comentario para su defensiva y algunas de las veces dedicando para la abuela o
la progenitora de quien le dijo el piropo, algunas “finas” palabras.
Una ocasión cuando éramos niños,
me comentó mi amigo Ramón que estaba esperando el camión junto con su mamá para
trasladarse de la colonia al centro de la ciudad, justo en ese momento pasa por
la acera de enfrente de la calle, una niña de la escuela primaria donde
estudiaba y que a él le gustaba mucho,
decidido, a su modo; le dedicó un piropo, y a manera de resaltar las cualidades
físicas de la niña que le fascinaba, lanzó un expresivo silbido, el clásico
fiuuu fiuuu… y después le grito:
Mamacitaaaaa ¡!
Ipso facto su mamá le dio un tremendo
sopapo en la cabezota, me platicó lo que su mamá le dijo al respecto: [sic] Mire
mijito cuando tenga algo que decirle a una mujer, vaya y dígaselo de frente, algo bonito y con
educación, no sea usted pelado.
No sé si mi amigo aprendió la
lección, a mí no se me olvida su historia, es bueno elogiar a una muchacha con
un bonito y respetuoso comentario sobre la apariencia física de su persona, siempre
teniendo en cuenta que se trata de halagar no de incomodar.
Recuerde, es muy importante
además del que, el cómo decir las cosas, y sobre todo; no sea ofensivo; o como dijo la
mamá de mi amigo, no sea usted pelado ¡!
Francisco Castro.
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