Pasé 3 veces.
Pasé 3 veces.
Como en cada barrio, colonia o
asentamiento social existen personajes que sobresalen por particulares
características que poseen, suelen ser divertidos y famosos, a quien le
preguntes los conocen, esta ocasión les platicaré de “El chino” o “El chinito”,
yo también le digo “El adivino chinito” porque a veces adivina cosas, sobre
todo adivina donde hay convivios, es probable que alguien conozca su nombre, yo
no sé cómo se llama ya que desde siempre nos referimos a su persona por su
apodo.
Persona que luce su ropa con
mucha ventilación ya que por lo regular esta rasgada, con los zapatos sin
lustrar, a veces con el cabello un poco descuidado y sin lavarse, no le
gusta levantarse temprano, tampoco le gusta trabajar demasiado, mucho menos
realizar trabajos pesados, puede ocuparse de hacer mandados, limpiar patios de
las casas y cosas simples que no le causen mucho esfuerzo y ganar un poco de
dinero para sobrevivir y también para sobrebeber, ya que regularmente es muy
dado a saciar su sed con algunas cervecitas, al deambular por las calles de la
colonia, si se da cuenta que algunas personas están conviviendo y puede llegar
con la confianza que le invitaran de comer y de beber pues llega, en algunos otros
convivios quizás no tenga la suficiente confianza de llegar sin ser invitado
pero, pasa por el lugar y puede llegar a ser que le hablen y le inviten algo de
comer.
Una ocasión un vecino estaba con
sus familiares en la cochera de su casa y esa tarde-noche estaba haciendo una
carne asada, el característico olor de dicho manjar, las salsas que también
preparaban, hicieron que “El chinito”
siguiera con su olfato los ricos aromas de la comida que estaban preparando,
cuando pasó frente a la cochera de la casa donde era el convivio, saludo a la distinguida
concurrencia, quienes le regresaron el saludo, “El chinito” siguió de largo, a
las personas no les causó extrañeza porque iba con rumbo al expendio de cerveza
de la colonia y como es bien sabido, pasa varias veces a visitar dicho negocio,
transcurrieron unos minutos y “El chinito”
volvió a pasar un par de veces más, y realizó la misma rutina, saluda a
la concurrencia, y con la educación debida las personas le regresan el saludo,
probablemente sin ponerle mucha atención; por las actividades que realizaban
las personas, tales como; asar la carne, preparar las salsas, platicar entre
algunos de los asistentes, pero “El chinito” si puso atención y observo además
del asador de la carne, una hielera repleta de cerveza.
Pasaron un par de días y “El
chinito” se encontró al vecino que había hecho la carne asada e Ipso Facto
procedió a realizar con una gran indignación su respectivo reclamo: “Oye, que bárbaro eres, el otro día estabas
haciendo una carne asada en tu casa, Pasé
3 Veces y no me invitaste dijo con una total tribulación que se reflejaba
en su cara, asegurando que tenía mucha hambre y se quedó con ganas que le
invitaran un par de tacos”.
Pues yo que iba a saber que tenías
hambre, ni que fuera adivino le respondieron a “El chinito”, hubieras llegado;
yo pensaba que solo querías saludar y te regresaba el saludo, pero si hubieras
llegado nadie te hubiera negado unos tacos… Eso fue lo que le falto adivinar a “El
chinito”.
Me recuerda un pasaje de la
biblia: Daniel 10:3. No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino.
Todo por no adivinar y ahora sí
que como se suele decir: Falta de confianza hombre.
Francisco Castro.
Comentarios
Publicar un comentario