Mauricio.
Existen personas que son libres de
palabra, corazón y sentimiento, que actúan con libertad e independencia sobre
la manera de desempeñar sus actividades para el sustento y manutención
personal, sin maniqueísmo alguno; el personaje de quien les comento esta
ocasión de nombre Mauricio lo conocí en la Ciudad de Monterrey, Estado de Nuevo
León.
Salí del hotel donde me hospedaba
después de la hora de la comida un día domingo, abordé el servicio de
transporte público del metro y me bajé en la Estación Padre Mier, Ipso Facto me dirigí
a la Macro Plaza ya que me gusta recorrer a pie y disfrutar lo bonito que es
ese lugar y de paso visitar el Museo del Palacio el cual, además; tiene una
explanada preciosa.
Ya de regreso a la estación del
metro, mire una persona que tenía una manta tendida en el piso, en la cual
tenía, anillos, collares y pulseras entre varias cosas más. Compré algunas
pulseras para llevarlas de regalo a mis sobrinas, pagué con un billete y
procedí a retirarme, fue entonces que escuché que me dijeron: ¡Espere! La
persona a quien compré las pulseras me alcanzó y me dijo: No esperó a que le
diera el cambio, recibí con agradecimiento dicha atención y por su puesto mi
dinero, le pregunté porque no actuó con la ventaja de habérselo quedado sin
decir nada y me respondió: El Karma mi hermano, el karma.
A la vez me preguntó: ¿Eres de
Sinaloa? Si le respondí, se te nota en el tono de voz, yo tuve una novia de Los
Mochis me comentó, y yo le dije, tú también tienes un tono de voz que no
corresponde a esta localidad, soy de Argentina me dijo. Le pregunté ¿Y qué
andas haciendo por acá tan lejos? Yo he recorrido parte de este continente y de
Europa dijo; las pulseras que compraste yo mismo las hago, “Soy Artesano” me
dijo con gran orgullo y así me gano la vida, me instalo en parques o plazas
públicas, trabajo el tiempo que yo quiero, voy de ciudad en ciudad o de país en
país, me gusta mucho Europa, sobre todo porque vendo muy bien mis artesanías,
además te puedes trasladar de un país a otro en tren, el cual es muy barato.
Me causó admiración esa especie
de dromomanía y el hecho de sentirse libre, de ser como quiere ser y que
disfrute lo que es, un trotamundos que es dueño de su tiempo.
“Ser libre es disponer del propio
tiempo a voluntad”.
Francisco Castro.
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